El punto de partida para un tratamiento de alopecia o caída de pelo es hacer un diagnóstico correcto, sobre todo teniendo en cuenta que existen más de cien tipos diferentes de alopecias y que los resultados van a diferir según las características de cada uno de ellos. Aunque, como hemos comentado en más de una ocasión, la que con más frecuencia vemos en la consulta es la alopecia androgenética (combinación de factores genéticos y hormonales) seguida del efluvio telógeno y la alopecia areata, también hemos de tener presentes las alopecias de causa inmunológica por fármacos, por enfermedades internas, por estrés o las carenciales.

En estas últimas alopecias, debidas a carencias de miconutrientes imprescindibles para el correcto metabolismo del pelo, son básicos los conocimientos que nos aporta el área de la endocrinología que se dedica a la nutrición.

 

El cabello es un órgano vivo que acusa estos déficits y aunque estos conocimientos no suelen ser la causa de la mayor parte de alopecias, sí conviene conocerlos o recordarlos.

 

Ante una caída, los especialistas solemos prescribir algún tratamiento a base de suplementos para compensar estas carencias. Pero quizás merece la pena anticiparnos a toda esta problemática valorando los hábitos alimenticios de nuestros pacientes para detectar posibles desequilibrios que una vez corregidos evitarían tratamientos posteriores.

De este modo, conocer la ingesta proteica, de ácidos grasos, frutas, legumbres, etc. y también el nivel de hidratación nos permitirá valorar posibles déficits nutricionales que además de provocar la caída de pelo puedan originar trastornos del humor, patologías osteoarticulares, cutáneas, digestivas o circulatorias.

Quizás parezca exagerado lo que decía Hipócrates:  “Cualquiera que sea el padre de la enfermedad, una mala alimentación es la madre”, pero unos consejos nutricionales en el sentido de aumentar el consumo de grasas insaturadas, frutas y verduras, granos y semillas y asegurar un correcto aporte proteico nos ayudarán a prevenir la caída del pelo y a mejorar su calidad de vida que se traducirá en un pelo más sano y con mejor aspecto.

 

Alimentación y cabello: ¿cúales son los elementos de la alimentación que nos ayudarán a conseguirlo?

Determinados aminoácidos  que se encuentran en la mayoría de los alimentos como la L-lisina que inhibe la enzima 5-alfa reductasa que transforma la testosterona en DHT (dihidro-testosterona) o la L-arginina que estimula la producción de óxido nítrico indispensable para el crecimiento del cabello

– Minerales como el zinc, hierro o selenio que obtenemos tanto del mundo vegetal como del animal.

– Isoflavonas que también favorecen el crecimiento del cabello.

– Proantocianidinas y procianidinas que son flavonoides que se encuentran en la mayoría de vegetales.

– Serenoa repens (palmito) que es una planta que inhibe también la 5-alfa reductasa.

– Super óxido dismutasa que es una enzima que favorece el crecimiento capilar al estimular la producción de ácido nítrico.

 

Una vez corregido el aporte micronutricional, si es necesario siempre podemos aplicar medidas más intervencionistas como la mesoterapia capilar ya sea con la inyección intradérmica de principios activos de origen natural y homeopatizados (extractos de plantas, órganos…) o que contienen fórmulas alopáticas (aminoácidos, vitaminas, oligoelementos…) con el fin de llevar a cabo una bioestimulación del folículo pilo-sebáceo.

Una alimentación sana, variada y completa es la base del buen funcionamiento de nuestro organismo, y el pelo, como parte de él, es un reflejo de este hábito.

Es el momento de que revises tu alimentación y, si es necesario, la mejores. El cuerpo es sabio y te lo agradecerá.

 

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