En la alopecia cicatricial, el cabello no crece en una determinada área. El motivo es que los folículos se han destruido. Y en la zona, en lugar de tejido normal, hay una cicatriz.
Una lesión irreversible ha dañado el folículo piloso. Esto ha provocado la aparición de un tejido fibroso cicatricial. Una cicatriz, por explicarlo con sencillez. Esto supone que no hay pelo en ese área. Y que no podrá haberlo, porque su crecimiento está imposibilitado.
En las zonas calvas, el cuero cabelludo está enrojecido y con descamación. A veces pica, escuece e incluso puede doler. Esta situación es irreversible. Y sin embargo, aunque suene a paradoja, tiene solución.
Por qué se produce la alopecia cicatricial
Empecemos por explicar qué hay detrás de la llamada alopecia cicatricial. Sus causas pueden ser muy numerosas y diversas. Pero las clasificamos en dos: primarias y secundarias.
En el caso de las primarias, hablamos de procesos inflamatorios que han afectado de modo directo al folículo piloso. Esa afectación se produce en la parte superior de ese folículo. Ahí es donde se encuentran las células madre y la glándula sebácea. Puede deberse a factores genéticos o alteraciones en el desarrollo. También puede ser adquirida, como la dermatosis autoinmune.
En cuanto a las causas secundarias de la alopecia cicatricial, se trata de ocasiones en las que el folículo se ha destruido por una causa (lesión) externa. Esta puede ser desde una infección a una herida. Pero también una quemadura, un tumor, tricotilomanía. O incluso tratamientos quirúrgicos o de radioterapia, por citar algunos otros ejemplos.
Otras veces, la causa es, simplemente, desconocida. Así sucede con la alopecia mucinosa (en la que se crean placas eritematosas alopécicas) o con la alopecia cicatricial centrífuga central.
En general, las razones más comunes de la aparición de una alopecia cicatricial suelen ser traumatismos (cirugías, quemaduras), infecciones bacterianas (foliculitis) o por hongos (tiña), procesos víricos, tumores y enfermedades autoinmunes (lupus).
