Caída del pelo por estrés: ¿se recupera?

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¿Podemos recuperar el pelo después de una situación de estrés?

La caída de pelo por estrés se produce con frecuencia en nuestra sociedad, en especial en entornos urbanos en los que el nivel de ansiedad es más elevado. El malestar síquico produce alteraciones en nuestro cuerpo y, una de ellas, es el llamado efluvio telogénico o, en términos más coloquiales, “efluvios por estrés” que acaba provocando la caída del pelo.

¿Qué son los efluvios por estrés?

El pelo tiene tres fases: la fase de crecimiento que es larga y dura entre 2 y 5 años y es el motivo por el que tenemos la sensación de que el pelo siempre está creciendo, una corta fase de transición, y una fase de reposo. Esta tercera fase que se produce cuando el pelo ya no crece más dura poco, aproximadamente tres meses y termina con la caída del pelo. Una vez que el pelo cae se comienza un nuevo ciclo, es decir, la creación y crecimiento de un nuevo folículo piloso (un nuevo pelo). Por tanto vemos que el estrés lo que puede producir es que se pase de la fase larga de crecimiento a la corta de reposo y la caída.

Este es el motivo por el que es frecuente que la caída de cabello por estrés y ansiedad no se produzca en el momento de mayor tensión sicológica, sino con posterioridad, alrededor de tres meses después, cuando el pelo cae al finalizar prematuramente su ciclo.

Pero hay más motivos que influyen….

También es el motivo por el que el pelo parece recuperarse a los pocos meses de ese momento de mayor caída, cuando los nuevos folículos hacen que el pelo vuelva a ser visible, teniendo en cuenta que el crecimiento aproximado es de un centímetro al mes.

Por este motivo se puede decir que después de producirse una caída de pelo por estrés, vuelve a crecer y se estima que recupera su volumen y salud normal entre 9 y 12 meses más tarde del hecho traumático.

Este cuadro se complica cuando el estrés pasa de ser puntual a convertirse en crónico. El motivo más común es el estrés laboral o emocional de las personas que tienen mucha carga de trabajo o problemas sin resolver en sus relaciones familiares.

En estos casos el paso de la fase de crecimiento a la fase de reposo se produce continuamente y la caída provoca una pérdida de densidad. Esta alopecia se suma a la caída de pelo normal y, también puede sumarse a la caída de pelo por otros factores como son el parto, la consumición de algunos fármacos, la píldora anticonceptiva, etc.

Las calvas en el pelo por estrés no son frecuentes. La caída de pelo por ansiedad se suele producir de forma difusa, es decir, sin estar focalizada en ninguna parte especial del cuero cabelludo.

No obstante siempre será más visible en aquellas partes en la que ya hubiera una menor densidad de pelo, por ejemplo, en las entradas en el caso de los hombres o en la zona de la frente en el de las mujeres.

Alopecias, estrés y ansiedad

La alopecia en la que aparecen calvas es otro tipo de alopecia a la que se llama alopecia areata y se produce por una diversidad de factores que generan una respuesta autoinmune del cuerpo. Estas alopecias, coloquialmente conocidas como calvas, suelen estar muy localizadas. En casos graves puede haber varias que acaben aumentando de diámetro y comunicándose entre sí.

El tratamiento de la alopecia por estrés pasa, necesariamente, por evitar los momentos de estrés y ansiedad especialmente en nuestro día a día.

Desgraciadamente momentos de estrés agudo y grandes disgustos van a existir siempre y poco podemos hacer frente a ellos. Quizá, en lo que se refiere a la caída de pelo, nos tranquiliza saber que ese pelo que ha caído se recuperará unos meses después, si se trata a tiempo.

En cambio el estrés crónico sí debemos tratar de evitarlo acudiendo a los profesionales especializados en sicología y, por encima de cualquier otra cosa, tratando de adoptar medidas que reduzcan la ansiedad.

El deporte frecuente y técnicas como el yoga, la meditación, o el mindfulness pueden ser eficaces, pero fundamentalmente es necesario adoptar buenas rutinas del sueño e higiénicas, y adecuadas costumbres alimenticias que nos aporten los nutrientes necesarios. En ocasiones es necesario medicación y complementos nutricionales.

También se recomienda la visita a especialistas en el tratamiento del pelo para que sean ellos quienes diagnostiquen el tipo de alopecia y las causas que la originan. En muchas ocasiones la caída de pelo por estrés, especialmente la crónica, se suma a otros tipos de alopecia que sí tienen tratamientos eficaces y que nos pueden ayudar a que la caída del pelo sea menor y más controlada.

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