No es grave. Pero es un problema estético. Y a veces es incómodo, porque pica. Para combatir la caspa hace falta paciencia. Seguir algunos buenos hábitos puede ayudar.
La descamación del cuero cabelludo afecta aproximadamente al 20% de la población. No se trata de ninguna enfermedad. A veces sí es síntoma de dermatitis seborreica o de psoriasis. Pero en otras muchas ocasiones no es así. Simplemente es caspa sin más. Causa incomodidad. A veces prurito. Por no hablar del contratiempo que supone, porque a nadie le gusta su aspecto. O que caiga sobre los hombros o la espalda.
Combatir la caspa a veces se hace cuesta arriba porque cuesta controlar alguno de los factores que influyen en su aparición. La caspa en sí está ocasionada por un microorganismo (Malassezia furfur). Esta especie de hongo acelera el proceso de regeneración natural de las células de la epidermis. Al acumularse las células muertas en el cuero cabelludo, van formando capas. Cuando se desprende, lo hacen en forma de escamas: la caspa.
Pero en la aparición de la caspa también influyen otros factores indirectos. Entre ellos están el estrés, la contaminación o el cansancio. Por sí solos no causan caspa. Pero, cuando se dan, pueden favorecer la proliferación de Malassezia furfur. En el control de esos factores reside parte del éxito de acabar con la caspa de manera efectiva.
Combatir la caspa con champús específicos
Una de las primeras decisiones que tomamos cuando existen problemas de descamación del cuero cabelludo es la utilización de champús anti caspa.
Estos productos contienen determinados principios activos que son capaces de hacer frente al hongo causante del problema.
Entre esos principios activos de los champús anti caspa están:
- Zinc: con efecto anti bacteriano y anti micótico.
- Sulfuro de selenio: con efecto anti micótico.
- Ketoconazol: con efecto anti micótico.
- Ácido salicílico: Ayuda a eliminar la descamación, reduciendo poco a poco las escamas.
- Alquitrán de hulla: Ralentiza la velocidad de renovación de las células de la epidermis. Trata la caspa, la dermatitis seborreica y la psoriasis.
Para combatir la caspa puede ser útil aumentar la frecuencia de lavado. En un cabello graso, este hábito puede ayudar a minimizar el problema. Cuando se comienza con un champú anti caspa, no hay que utilizarlo en cada lavado. Se puede iniciar el tratamiento aplicándolo de tres a cuatro veces por semana. Y el resto de los días se alterna con un champú de pH neutro. Cuando se aprecie mejoría, se puede ir reduciendo la frecuencia de uso del champú anti caspa, hasta dejarlo en una vez por semana o incluso menos.
Otras estrategias anti caspa
- Aprender a controlar el estrés
Al estar estresado, se produce más cantidad de cortisol. Es una hormona que hace que la piel se vuelva más grasa. Por eso salen granos en el rostro. Y por eso también se genera más caspa.
El deporte, técnicas de relajación y cambios de hábitos pueden ayudar a mantener a raya al estrés. En ocasiones de excesiva tensión emocional, también puede ser necesario pedir ayuda a un especialista.
- Sigue una dieta saludable
Sabemos que la salud del cabello está muy relacionada con nuestra dieta. Una alimentación equilibrada puede ayudar a prevenir la caspa. Toma alimentos ricos en zinc (como los frutos secos) y omega 3 (de nuevo frutos secos y pescado azul como el salmón). Incorpora mayor cantidad de frutas y verduras, para que el aporte vitamínico sea el adecuado.
- Toma el sol
Hazlo con cuidado y la debida protección. La luz solar es buena para combatir la caspa.
- Limita los cosméticos de peinado
Espumas, geles o cremas de peinado se van acumulando en el cuero cabelludo y pueden provocar un incremento de la grasa.
Tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas
Cuando el problema de la caspa es recurrente, debes consultar con un especialista. Eso sabrá descartar si no esconde un problema de dermatitis o psoriasis. También puede recomendarte tratamientos especializados efectivos, como el Plasma Rico en Plaquetas.
Este tratamiento se basa en la extracción de una pequeña muestra de sangre del propio paciente. Esa sangre se centrifuga en el laboratorio y se separa el plasma. A continuación se vuelve a infiltrar en el paciente, mediante micro inyecciones.
Ese plasma rico en plaquetas ayuda a restablecer el funcionamiento óptimo del cuero cabelludo. Esto lo consigue potenciando, acelerando y estimulando la regeneración celular. También estimula la formación de nuevo colágeno y elastina. Así se regenerar los tejidos y mejora la alimentación de los folículos pilosos. Por todo ello, se ha demostrado útil para recuperar el normal funcionamiento de las glándulas sebáceas y acabar con la caspa.
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