Muchas personas que inician algún tratamiento llegan a abandonarlo ya que además de no notar ninguna mejoría todavía en ese tramo de tiempo pueden perder incluso más cantidad de pelo que antes. Es el efecto shedding.
¿Qué es el efecto shedding?
Cuando un paciente que tiene alopecia decide iniciar un tratamiento para frenar la caída del cabello debe saber que no existe ningún tratamiento que frene esta caída instantáneamente ni haga crecer el pelo de forma rápida y milagrosa ya que lo habitual es que se empiecen a notar los efectos a partir del tercer o cuarto mes de forma lenta y progresiva.
¿Y qué es lo que sucede en ese tramo de los 3 primeros meses?
El efecto shedding, también conocido como efluvio telógeno o shock loss, consiste en que una persona que se está sometiendo a un tratamiento para la alopecia no solo no tiene la sensación de que no está ganando pelo, sino que tiene la percepción de que está perdiendo más y a un ritmo más rápido. Evidentemente, ello conlleva en muchas ocasiones a que el paciente que a veces ya se acerca con reticencia a estos tratamientos, los abandone al pensar que en lugar de beneficiarle le están perjudicando, que su cuerpo no responde a los medicamentos y que el tratamiento no funciona en su caso. Suele comentar que “algo va mal”, que “en lugar de ir para adelante va para atrás”, que “es peor el remedio que la enfermedad”…
¿Qué es el realmente «shedding»?
El shedding es un concepto que suele confundirse. Literalmente, el verbo “to shed” en inglés significa desprenderse. Es por ello que muchas veces el término se utiliza incorrectamente como sinónimo de caída del cabello ya que lo cierto es que el shedding es tan sólo la transición del folículo de una fase de crecimiento a una de reposo, para volver a crecer un período de tiempo después.
El shedding no es caída definitiva del cabello. No se trata pues de que los cabellos mueran y no vuelvan a crecer, sino que únicamente los folículos cambian de fase.
Voy a hacerme un tratamiento para repoblar mi alopecia, ¿voy a tener shedding?
Además, el efecto shedding es bastante común entre las personas que inician un tratamiento. Es normal, aunque resulte paradójico, que se advierta un incremento en la pérdida de cabello durante las primeras semanas e incluso meses de iniciar el tratamiento. Aunque ello resulte desesperanzador y parezca que el tratamiento está obteniendo el efecto contrario, se trata tan solo de algo temporal. Ello puede ocurrir con los tratamientos más habituales para la alopecia androgenética como la loción de Minoxidil y el Finasteride vía oral entre otros.
Al recibir el estímulo del tratamiento, la mayoría de los folículos capilares (el 90% de ellos en fase de crecimiento) detienen su actividad. Ello obliga al folículo a reiniciar el ciclo capilar (caída, reposo, crecimiento) generando esta aparente caída más o menos masiva de pelo. Llegados a este punto es preciso puntualizar que el shedding no siempre ocurre y aunque casi siempre es síntoma de que el tratamiento está funcionando, el que no aparezca no significa que no funcione.
Debe quedar claro que cuando se produce el efecto shedding no hay daño alguno de los folículos pilosos y que no se pierde el pelo definitivamente sino que simplemente se detiene el proceso anterior débil y defectuoso y tras entrar en fase de reposo vuelve a generar un cabello más fuerte y grueso como consecuencia del tratamiento aplicado.
Entonces, ¿el shedding es buena señal?
Se puede llegar a decir que el shedding es una señal de que se va a generar un cabello de mejor calidad que el anterior. Para que el cabello crezca con más fuerza a consecuencia del tratamiento, el folículo debe parar su actividad, eliminar el pelo débil, reorganizarse internamente y así volver a generarlo más sano. Ello es apreciable a partir de los 6-12 meses de iniciado el tratamiento.
Partimos de la base de que el shedding es temporal y si el sujeto es constante con el tratamiento, éste se frena y el pelo perdido vuelve a salir. Ahora bien, si el shedding es superior a los 3-4 meses de duración es necesario reflexionar sobre la posibilidad de otros procesos como el estrés, enfermedades capilares, rechazo de la medicación por algún factor genético o adquirido, irregularidad en el suministro del fármaco, efluvios telógenos por otras causas…
Por ello, el seguimiento del tratamiento para frenar la caída debe ser supervisado en todo momento por un profesional ya que en todo este proceso del shedding juega una parte importante la información incompleta de las personas, la impaciencia y la impotencia ante la sensación de lo irreversible. Bien asesorado, el paciente pasará por esta etapa de shedding más o menos importante del cabello entendiendo que es un lapso de tiempo que con frecuencia forma parte del tratamiento.