Hace algunos meses científicos de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) identificaron una proteína que puede ser clave en la alopecia androgenética ya que parece ser la principal inhibidora del crecimiento del cabello en las zonas de la cabeza afectadas por la calvicie. Recordemos que la alopecia androgenética o calvicie común afecta a un 25% de la población masculina a los 25 años y esta incidencia va aumentando aproximadamente un 10% cada decenio. Así se llega a una afectación del 50% a los 50 años y del 80% a los 70 años.
Para el estudio se analizó la actividad de más de 20.000 genes del cuero cabelludo de 5 hombres entre los 40 y 65 años que se habían sometido a un trasplante capilar y se compararon los genes activos de la zonas con cabello con los de las zonas despobladas. De esta forma identificaron los 81 genes más activos y el que mayor actividad presentaba era el responsable de fabricar la prostaglandina D2 (PGD2) que inhibe el crecimiento del cabello. Experimentos realizados en laboratorio con folículos pilosos humanos han confirmado este punto y más concretamente un estudio con 17 voluntarios que presentaban alopecia ha comprobado que la calvicie progresa en las zonas de cuero cabelludo afectadas por un exceso de PGD2. Además, experimentos posteriores en ratones a los que se aplicó esta proteína en forma de crema sobre la piel desarrollaron pérdida de pelo.
Los científicos han demostrado también que la PGD2 inhibe el crecimiento del cabello porque interactúa con un receptor llamado GPR44. El interés de este receptor radica en que se están desarrollando fármacos experimentales capaces de bloquearlo sobretodo con el objetivo de tratar el asma, pero aplicados en forma de crema sobre el cuero cabelludo, podrían impedir que la proteína PGD2 se asociara con el receptor GPR44 y bloqueara el crecimiento de l cabello. En principio se cree que estos fármacos podrían ser más efectivos que los 2 que existen actualmente contra la calvicie, el Finasteride y el Minoxidil, ya que actuarían de forma más específica sobre la causa de la pérdida. Además, al administrarse como crema, el riesgo de efectos secundarios sería bajo y restringido a la zona de aplicación.
Evidentemente, la PGD2 y el GPR44 no son las únicas moléculas involucradas en la calvicie ya que estudios anteriores han demostrado que la hormona masculina testosterona es necesaria para que la alopecia androgenética progrese. Entre los efectos de la testosterona está el de potenciar la proteína PGD2, lo que puede ayudar a explicar el papel central de la PGD2 en la calvicie y un razonamiento sencillo de por qué la pérdida de cabello afecta más a los hombres que a las mujeres.
De todas formas, varias son las incógnitas que se plantean a partir de estos estudios sobre la prostaglandina y sobre las cremas que bloquean el receptor GPR44:
1) ¿Serán útiles para prevenir la caída del cabello en hombres que inician el proceso alopécico?
2) ¿Podrán ayudar a revertir el proceso, es decir, que vuelva a crecer cabello en las zonas que ya lo han perdido?
3) ¿Serán útiles para otras formas de alopecia?
4) ¿Se beneficiaría también la alopecia femenina?
Esperaremos a la evolución de la investigación durante los próximos años, mientras aplicamos tratamientos ya efectivos para tratar la alopecia y recuperar el cabello.