Tabaco, alcohol y trasplante de pelo son una mala combinación. Te contamos cómo estas sustancias pueden dar al traste con la intervención que tanto llevabas deseando para acabar con la alopecia.
No es nada nuevo. Son dos sustancias nocivas para el organismo. En cualquier circunstancia. Por lo que nos toca en la Clínica del Pelo, cuando llegues a la consulta del especialista para informarte sobre todas tus dudas, es posible que de las primeras cosas que te advertirá será de la mala asociación de tabaco, alcohol y trasplante de pelo.
Tabaco, alcohol y trasplante de pelo: cómo afectan exactamente
En general, el pelo de las personas que fuman es de peor calidad. La circulación sanguínea de los consumidores de tabaco está alterada por la vasoconstricción. Esto es, por el estrechamiento (constricción) de vasos sanguíneos por parte de pequeños músculos en sus paredes. La consecuencia de esta situación: Los nutrientes no llegan con normalidad a los folículos pilosos. Esto hace que su salud no esté al 100%. Están más resecos, menos elásticos y eso hace que se vean con peor aspecto y estén quebradizos.
Eso no es todo. Es un hecho constatado que a los fumadores se les cae más el pelo y así lo han verificado varios estudios. Uno de los más conocidos se realizó en 2007 en la Universidad Nacional de Taiwan y se publicó en Archives of Dermatology. Para la investigación, se contó con 740 hombres de entre 40 y 91 años. Se concluyó que el tabaco destruye los folículos pilosos, interfiere con la circulación de la sangre y las hormonas en el cuero cabelludo, y aumenta en exceso los niveles de estrógeno. Como resultado, se comprobó que el tabaco puede acelerar la caída del pelo. Más concretamente, los que fumaban más de 20 cigarrillos diarios tenían un 134% de riesgo de alopecia que los que no fumaban.
Por su parte, el alcohol ataca a los trombocitos (las plaquetas de la sangre). Su principal función es detener los coágulos y hemorragias cuando tenemos una herida. Por eso tienen que estar en un buen nivel cuando se va a practicar una cirugía de cualquier tipo.
Trasplante de pelo en fumadores
Supongamos que, conociendo lo anterior, un fumador quiere hacerse un trasplante de pelo. Lo primero que le pedirá el cirujano es que deje de fumar. Al menos, entre tres y cuatro días antes de la cirugía, y hasta una o dos semanas después de la intervención.
Como hemos dicho, la nicotina y otros componentes del tabaco provocan una constricción de los vasos sanguíneos. Eso dificulta la llegada de sangre, oxígeno y nutrientes a las unidades foliculares que se hayan trasplantado o injertado por las técnicas FUSS y FUE. Y así se compromete su supervivencia y aumenta el riesgo de fracaso de la intervención.
Fumar puede contribuir a que un trasplante de pelo no sea exitoso
Hay fumadores que pueden tenerlo todavía más complicado y quedar descartados para un trasplante de pelo. Las personas que consumen entre 15 y 20 cigarros cada día tendrían que dejar de fumar de una forma transitoria o no se podrá realizar la intervención. Si las pequeñas incisiones de la cirugía no se curan, porque hay un déficit de plaquetas, se imposibilita la cicatrización y el pelo no puede quedar debidamente implantado. Incluso se puede dar el caso de necrosis (muerte) de los tejidos.
Trasplante de pelo en consumidores de alcohol
El alcohol también compromete la supervivencia de los implantes capilares e igualmente pone en riesgo la cirugía. El etanol también afecta a las plaquetas y además su consumo produce deshidratación. Esto afecta al cuero cabelludo y a la salud del cabello.
El cirujano pedirá que el candidato a la cirugía de trasplante de pelo se abstenga por completo de consumir alcohol en las semanas anteriores y posteriores a la intervención.
Drogas, fármacos y trasplante de pelo
No solo alcohol y tabaco ponen en riesgo el éxito de la intervención de trasplante de pelo. Lo mismo sucede con los consumidores de drogas o de algunos tipos de fármacos. El motivo es que pueden interferir en la acción de los medicamentos que son necesarios para la cirugía.
Pongamos por ejemplo la cocaína. Su consumo puede interferir en la acción de la lidocaína, un anestésico que se utiliza de forma habitual en los trasplantes capilares.
Y como ejemplo de medicamentos podemos citar los que contengan ácido acetilsalicílico (como la conocida aspirina), que interfiere sobre las plaquetas, dificultando la coagulación sanguínea.
Si estás interesado en hacerte un trasplante de pelo, deberás informar con honestidad a tu médico del consumo de cualquier sustancia, aunque sea de modo esporádico. Si no lo haces, podrás poner en peligro el resultado de la deseada intervención para acabar con la alopecia. Por no hablar con tu salud. Lo mejor es que consultes con nuestros especialistas cualquier duda al respecto. En la Clínica del Pelo estaremos encantados de informarte de todo. Puedes pedirnos cita sin compromiso.